La poesía del Universo

Hoy he terminado Hace unos días terminé de leer La poesía del Universo (vaya vínculo del paleolítico, ¿no? mejor os pongo el clásico de Amazon, que es el link «oficial» en toda la blogosfera —aquí uno más actual en español—), de Robert Osserman, libro que descubrí casualmente en una estantería de la Biblioteca Pública de Huesca que suelen dedicar a diversas temáticas cada dos semanas.

El caso es que, ha sido un gran descubrimiento, pues no tenía ninguna referencia ni recomendación al respecto y me ha encantado; es un libro que recomiendo desde ya a cualquier persona que tenga un mínimo interés sobre la ciencia y quiera saber cómo han influido los diferentes avances matemáticos en ella.

Fundamentalmente es un libro que se centra en el estudio de la medida y la representación (proyección): en principio de la Tierra y finalmente del universo.

Comienza con el desarrollo de la geometría —que no significa otra cosa que la medida de la Tierra— por los griegos y cómo influyó para determinar su tamaño y suponer su forma, así como para hallar la posición en el globo gracias a un simple palo y su sombra proyectada.

Buscando referencias en google he encontrado un blog con título homónimo al del libro, y que en un rápido vistazo sin llegar a leer ningún post tiene buenísima pinta, siguiendo el espíritu del mismo. Un repaso a los titulares en portada nos muestra los siguientes temas: Energía, entropía y dirección del tiempo, La aparición de la vida, Atractores caóticos, ¿Por qué once dimensiones?, ¿Qué son las dimensiones?, Supersimetría y supergravedad. Todos ellos con sus correspondientes entradas tochas, tal y como merecen estos temas para poder simplemente empezar a dar una idea general sobre ellos.

Si os interesa echar un vistazo al libro antes de buscarlo por ahí, en amazon tenéis las 22 primeras páginas (en inglés eso sí) disponibles para leer gratuitamente.

Antes de devolverlo hice una lista general de los temás más interesantes que trata para no retener el libro hasta que sacara tiempo para escribir la entrada. Habla de:
— Pitágoras (siglo VI a.C.), Euclides (y sus trece libros que componen los Elementos, Eratóstenes (cálculo del tamaño de la Tierra con el gnomon) y razones por las que los griegos pudieron deducir la esferidad de la Tierra (horizonte, ecplipses, constelaciones en diversos puntos…);
— Gnomon (un triste palo con que servía de brújula, marcaba los solsticios —con lo que se podía medir el año—, y determinaba el momento del punto máximo del Sol);
Pi (aunque extrañamente apenas se detenga en él);
— Al-Jwarizmi (el padre del Álgebra) y aceptación completamente normal de la esferidad de la Tierra en los países islámicos del siglo IX en contraposición con las ideas occidentales de que era plana;
— Cristobal Colón (para entonces se tenía claro que la Tierra era redonda, de lo que tenía que convencer para que patrocinaran su empresa era de que su tamaño era suficentemente pequeño como para cruzarla hasta Asia);
Proyecciones terrestres (aquí se extiende un buen rato en explicar diferentes proyecciones, con sus distorsiones, ventajas y usos. También explica que una esfera no puede representarse sin perder alguna carácterística básica en un plano, como desmotró Gauss en su día);
— Gauss (El Hombre. Por supuesto le dedica un buen cacho de libro, pues hay demasiado que contar. Sus aportaciones a la cartografía, la geodesia, la astronomía, la física… Especialmente reseñan su teoría para comprobar la curvatura positiva, negativa o nula de la Tierra plantando cientos de árboles en forma matricial y comprobando si se van acercando, separando o se mantienen igual);
— Llegados a este punto ya entra de lleno en las geometrías imaginarias (desde la hiperbólica y la parabólica a las de Lambert, Beltrami, Poincaré o el espacio-tiempo de Lobachevski y el espacio curvo de Riemann);
— Salto de escala al universo (aquí ya aplica los conceptos analizados en la cartografía terrestre para tratar de representar el universo conocido);
— Hubble (expansión del universo, línea temporal);
— Formas del universo (hipotéticas, por supuesto, y cómo varíaria su tamaño temporalmente);
— Relatividad (cómo Einstein se valió de conecptos de Riemann y de Minkowski para elucubrar sus teorías);
Fractales (Muy de refilón, para hablar de las dimensiones fractales y posibles teorías de un universo siguiendo patrones fractales).
— Y algunos otros temas y típicas anécdotas de ciéntificos, como cuando Newton enunción la gravedad y la tacharon de física de brujería.

En fin, una lectura harto interesante y que recomiendo a todo el mundo. Está aderezada con citas sobre ciencia al inicio de cada capítulo, dónde leí la de Feynman de hace un par de días.

Veo que he hablado en el blog de tres de todos estos temas que abordo aquí, a ver si me voy animando y me extiendo con alguno, pues son temas muy curiosos. Ahora me estoy leyendo el ensayo con el que Benoït Mandelbrot mostró al mundo la geometría fractal en 1975 (bueno, una reedición diez años posterior), así que proximamente escribiré la una nueva entrada sobre el tema que prometí hace seis meses, pero esta vez con una visión más madura de los fractales que la expuesta entonces.

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2 comentarios

  1. Vaya, me extraña que no lo conocieras, he de decir que conforme lo leía me acordaba de ti y tus fantásticas historias de la ciencia; de hecho cuando pensaba en escribir la entrada pretendía iniciarla con un: seguro que omalaled y los chicos de CPI lo han leído o algo así.

    Espero que lo disfrutes.
    ¡Saludos!

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