Caché para discos duros

Qué casualidad que justo ayer hablé de Sun. Estoy suscrito a un par de boletines de noticias de esta compañía (no sé si mensuales, semanales o qué) y echando un vistazo al que me llegó hace poco he leído un post de Jonathan Schtwarz, el CEO y presidente de la compañía, sobre uno de los últimos dispositivos de almacenamiento que han presentado.

En la breve (pero intensa) historia de la informática siempre ha existido una enorme diferencia entre la velocidad de lectura/escritura en memoria y en el procesador. Esto no es nada óptimo porque de nada nos sirve un procesador rapidísimo que tiene que esperar a leer las instrucciones en la lenta memoria. Para esto se inventó la memoria caché, que es muchísimo más rápida que la memoria RAM habitual, y se sitúa en el propio procesador (al menos los primeros niveles). El problema de la caché es que es mucho más cara, y además no se puede poner mucha porque también se haría más lenta (al tener que buscar los datos en más espacio) y no se puede permitir que el procesador tenga que esperarla. Bajo estas ideas hay cientos de implementaciones distintas y problemas de diseño con los que este cuatrimestre me matan la cabeza a diario en DARQ. Pero es algo que se ha mantenido e incrementado desde que se inventó.

Pues bien, resulta que los muchachos de Sun Microsystems han aplicado una idea similar, pero a un servidor de almacenamiento. En el Sun Storage 7000, las funciones de la memoria caché las realizan tarjetas de memoria Flash.

Así «utiliza algoritmos (en lugar de administradores de almacenamiento) para colocar de forma adaptativa los datos a los que se accede con mayor frecuencia allí donde su recuperación sea más rápida: en la memoria flash. […] El sistema operativo interno (OpenSolaris, junto con ZFS) en realidad «calienta» el dispositivo después de que empiece a trabajar: vigila el tráfico, detecta a qué archivos se accede con mayor frecuencia y los almacena en caché en la memoria flash. De este modo están disponibles de forma casi inmediata».

Lo que me extraña es que no se le hubiese ocurrido esto a nadie antes. Además recuerda que las memorias flash, pese a su precio más caro, no necesitan corriente eléctrica para funcionar, con lo que a la larga utilizarlas puede salir hasta más económico.

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