Atomium Censurado

!!¿¿WHAT THE FUCK!!??

Como lo leeis, INDIGNANTE. Estoy flipando pero mucho. Me acabo de dedicar a bucear por Google buscando imágenes y guardándolas en mi ordenador, no vaya a ser que acaben censurándolas todas, de modo que si alguien quiere que las pida xD.

Eso sí, ¿qué harán con servicios de mapas vía satélite como el google.maps?

¿Les denunciarán? ¿Tendrá Google que poner una mancha blanca sobre el Atomium?

No lo entiendo la verdad. Vaya arquitecto más lamentable. Ahora, que faltan dos años para cumplirse el 50 aniversario de la obra, va y se le ocurre censurarla. ¿Qué coño se le pasaba por la cabeza?

La construcción se realizó con motivo de la Expo de Bruselas de 1958 y representa 9 átomos de hierro formando una molécula cristalina del mismo elemento, sólo que ampliada 165 billones de veces, alcanzando os 102 metros de altura (fuente 1). Además, en cada una de las esferas podemos encontrarnos con museos, exposiciones, salas de proyecciones o audiencias e incluso un museo. Además de poder disfrutar de unas preciosas vistas de la ciudad (fuente 2).

Me parece bastante increible, la verdad, y no he conseguido contrastar la información. No he conseguido encontrar ni una nota de prensa en castellano, pero en los comentarios de Menéame han publicado algunas en alemán y francés.
Para dar validez a la noticia, alguien ha comentado

La ley permite sacar fotos a todo lo que quieras (es una forma de hablar… no todo, pero nos entendemos), pero para un uso comercial no sabes a la de edificios que deberias pagar , un claro ejemplo el Guggenheim de Bilbao, han llegado a decir, si utilizas una foto de Bilbao en la que aparezca un solo cacho identificable, debes de pagar…

Me sumo a la protesta con la imagen subida a Pito Doble:


Vía: Yo, Programador

Loros inteligentes

Pues parece ser que son más inteligentes de lo que se pensaba. No solamente se dedican a repetir palabras «como loritos«, sino que también son capaces de reconocer formas y colores, identificar objetos e incluso sumarlos.

“Sus habilidades comunicativas son similares a las que tienen los niños entre el primer y el segundo año de edad, pero en cuanto a las matemáticas o a su habilidad con colores y formas, es más bien como la de niños de cinco a seis años”, comentó Irene Pepperberg, profesora asociada de psicología en la Universidad Brandeis de Waltham, Massachusetts.
[…]
Alex, la más dotada de sus aves, es capaz de nombrar siete colores y cinco formas y contar y sumar hasta seis. Puede identificar, pedir y rechazar casi 100 objetos distintos y emplea frases como “ven aquí” o “quiero ir”.

También puede entender conceptos como el del cero, conoce la relación de tamaño (mayor o menor) entre objetos, y la relación igualdad/diferencia.

Puf! EL CERO! Comprende el cero! Uno de los grandes avances del ser humano logrado hace poco más de un milenio e incluso los loros son capaces de entenderlo! Fue uno de los más importantes «descubrimientos» en matemáticas que se hizo nunca. Y los loros lo comprenden. Creo que eso nos hace quedar un poco ridículos.

Vía: Astroseti

Pan de nueces

Pues sí! El alimento básico por excelencia también puede ser hecho a partir de nueces. No sé dónde diablos ha ido hoy mi madre a comprar, pero ha aparecido en casa diciendo «Traigo un pan nuevo para probarlo. Es de nueces». Era como un chapata pero más gordo, y con miga sin talento. Una miga marrón rojiza y… SABÍA A NUECES!

Estuve picoteando antes de comer porque es extrañamente adictivo, pero durante la comida no pega mucho con los alimentos que pueda consumir. De hecho, ahora mismo estaba comiéndomelo untado con alioli y tenía que untar enormes cantidades para ocultar su sabor a nuez.

Para una receta con información nutricional, pulse aquí.

Para una página alabando el pan de nueces y afirmando lo que pega con el otoño, clique aquí.

La receta, por si queréis hacerlo vosotros mismos, la tenéis a patadas en Google con sólo buscar «pan de nueces».

No creo que merezca la pena las dos horas que afirman que cuesta, pero allá gustos. Es como comer nueces con poco sabor, pero blanditas como miga de pan.

Repentino fin de semana

La que iba a ser una simple excursión al Pirineo, ida y vuelta en el día, se convirtió en todo un fin de semana fuera de casa. A las siete de la tarde vinieron a buscarme mis amigos diciéndome que en dos horas nos largábamos. Dormimos la noche de antes en Biescas —en la casa de una amiga— y a la mañana siguiente prontito partimos rumbo al Anayet, primero a sus ibones, luego al Vértice del Anayet y, finalmente, al Anayet propiamente dicho.

He de decir que hay unas vistas preciosas de todo el Valle de Tena y que la excursión merece la pena porque es muy cortita y no cuesta nada subir hasta ahí arriba a ver esas vistas. Claro que subimos por Formigal, subir por Canfranc ya es harina de otro costal. No obstante, es una excursión que recomiendo a cualquiera. Eso sí, para aquellos que gusten de disfrutar la soledad en la montaña, este no es su pico. En la cima llegamos a contar otras 12 personas además de nosotros. Pero realmente es bonito.

Después, no contentos con eso, decidimos quedarnos una noche más en Biescas y poder acercarnos al festival de Pirineos Sur, pues Lanuza está a unos 20 minutos.
Yo esperaba que fuera más multitudinario y que hubiese mucha más gente fuera y con más ambiente, pero toda la juerga debía de ser dentro. Evidentemente no íbamos a pagar la entrada, porque estábamos cansados y no sabíamos cuánto aguantaríamos. Además, esa música no es nuestro estilo. Si bien, se aguanta y no da arcadas como muchos otros, no es algo que nos llame y no nos merecía la pena pagar por ello.
Desde luego, el ambiente de fuera me decepcionó bastante. Había grupillos junto a sus furgonetas habilitadas para dormir —no había un sólo vehículo donde no se pudiera dormir dentro— y poco más. Una pequeña calle con no más de 100 personas, y cuatro o cinco puestos de chavalería con calimocho, cerveza o bocadillos. Incluso una mujer con una sartén se curraba unas crêpes que olían estupendamente. Pero vale.

Estuvimos tirados por un prado desde el que se veía a Enrique Morente como una hormiga con traje y camisa y luego dimos una vuelta para ver Lanuza y nos volvimos a buscar el coche, que habíamos aparcado bastante lejos.

No sé si volvería de propio a Pirineos Sur, pero si lo hiciera, más descansado, con ganas de fiesta, y algo de alcohol quizás me lo pasaría mejor. Contentillo no faltará, pues a maría se le respira en el ambiente.

Español cabal o rufian

Prometí dos más, pero he pensado que debo añadir un último artículo para cerrar este «repaso» al fin de semana que he hecho en poco rato.
El caso es que, pese a que lo leí junto a los de Reverte y Prada, no me llamó especialmente la atención. Sí, me gustó y asentía con la cabeza mienrtas lo leía, pero no me pareció suficientemente interesante para ponerlo aquí. Es un tema de sobras conocido por todos y no hace más que darle vueltas a lo mismo: las personas en grupo nos volvemos unos auténticos hijos de puta. Con todas las letras.

El caso es que ayer por la noche terminé de ver Quadrophenia, la película basada en el disco homónimo de The Who, la cual trata sobre la vida de un mod esquizofrénico en los turbulentos años en que las peleas con los rockers estaban a la orden del día. Es el mismo escenario de violenacia en el que se basó Anthony Burgess para escribir la Naranja Mecánica (2), más conocida por todos quizás la versión llevada al cine de la mano del gran, gran, gran Stanley Kubrick.

Bueno, pues al final de la película hay unas impresionantes peleas entre una cincuentena de mods y rockers, que hacen que el juez reflexione sobre que solos son unos cobardes y en grupo unos animales, que es básicamente lo que ves durante toda la película. Ese alegato me hizo recordar el artículo de Javier Marías —reciente miembro de la RAE— al que no había prestado suficiente atención por la tarde, así que tras dar unas cuantas vueltas en mi cabeza decidí copiarlo aquí junto a los otros.

Insisto en que el tema puede estar un poco trillado y ser conocido por todos, pero no deja de ser igualmente importante y, llevado de la mano de Marías, se hace aún más apetecible de leer. Y como no hay dos sin tres, allá va:

No recuerdo ahora la cita con exactitud, pero en alguna página de su extraordinario Manual para viajeros por España, de 1845, dice el inglés Richard Ford, que sabía de lo que hablaba porque se recorrió nuestro país entero a caballo, que a un solo español se le puede entregar y confiar todo, en la casi seguridad de que lo cuidará y guardará con la máxima honradez y lo defenderá con su vida, si es preciso. […] Sin embargo, ese mismo español, juntado con cinco compatriotas más –no digamos con cincuenta–, se convertirá fácilmente en un rufián.
Con todas las reservas debidas ante este tipo de generalizaciones, siempre he pensado que la observación de Ford no era desatinada del todo, y me ha servido, durante años, para explicarme en parte nuestra tradicional tendencia al individualismo: tal vez no sea sólo que no nos fiamos de los demás, sino que no nos fiamos de nosotros mismos con los demás, como si supiéramos que en compañía nos maleamos y nos hacemos peores, traicioneros, más brutos, menos escrupulosos, más ruines, menos valientes y honrados, unos bribones. Y además, como también apuntara Ford, cuando estamos juntos nos peleamos, nos metemos el dedo en el ojo con causa o sin ella, somos históricamente proclives a la desunión.

Como siempre, el artículo entero aquí.