Bruselas, tengo un problema

Bueno, en una selección de los mejores artículos de esta semana, evidentemente, no podía faltar Reverte. Quienes me conocen bien saben que para mi es Dios en la Tierra. Pocos dicen las Verdades que Él dice, y menos aún desprecian a los despreciables como Él lo hace.

Está bien, quizás esté exagerando un poco, pero realmente me encanta Reverte. Cuando leo algo suyo veo reflejado mi propio pensamiento por una pluma mejor que la mia. Es uno de los pocos que siguen creyendo en el Honor y la Caballerosidad, aún muchos años después de haber sido sepultados por la imbecilidad humana, y junto a estos ideales, el Respeto —por quién lo merece, por supuesto—.

Desde luego que las formas a veces son algo groseras, pero principalmente la ocasión lo merece, y hay quién le acusa de que está en contra de todo y de todos, y que esa es la posición más fácil para escribir artículos de opinión. Pero no siempre es así. En más de una ocasión ha sabido alabar a amigos suyos, bien ya en el lecho de muerte, bien acabando de realizar algo de interés público, o bien porque simplemente se acordaba de ellos. Del mismo modo ha convertido en héroes a ciudadanos anónimos de barrio, o ha homenajeado a cualquier otro ciudadano desconocido. Por supuesto, estos artículos son los menos, pero en el mundo lleno de mierda en el que vivimos, es normal encontrar una alabanza por cada cien quejas, y aún me parecen demasiadas.

Aquí os dejo uno en el que se caga en lo que hemos convertido España entre todos —y con razón—, quizás más unos que otros, pero no creo que ninguno podamos tirar la primera piedra. Y yo me avergüenzo sin tan siquiera salir de casa.

Tengo un problema. Viajo, salgo al extranjero. En aeropuertos y hoteles debo mostrar mi documento de identidad. España, pone de momento. Eso significa que cuando un recepcionista de hotel francés, una editora alemana o un periodista norteamericano me miran el careto, están viendo a un español. Y lo que es más grave: creen que están viendo a un español. A uno de los de ahora, ojo. El matiz es importante. […] La gente ya no te mira compasiva, como durante la dictadura, ni simpática, como luego. Ahora unos te miran confusos, no sabiendo a qué atenerse, y otros con recelo, como diciendo: aquí tenemos a otro de esos anormales.

Porque vaya manera de hacer el ridículo, la nuestra. Qué forma de exhibir el esperpento de nuestra estupidez. Porque si la basura nacional la guardásemos para uso interno, todavía. Pero no. Hacemos bandera de ella, ondeándola sin rubor en cualquier foro exterior que se tercie. Ya me dirán ustedes con qué cara te paseas por el mundo el mismo día en que ocho eurodiputados españoles proponen al Consejo de Europa, a estas alturas de la feria, que declare el 18 de julio, aniversario del comienzo de una guerra civil española de hace setenta años, día internacional de denuncia del franquismo. O mientras aquí se aplaude a un fulano del IRA que hace chascarrillos públicos sobre las leyes españolas -¿imaginan a uno de Batasuna mofándose de la Justicia británica en Inglaterra?-.

Como en los anteriores, sólo os he copiado algún fragmento para que sepáis qué vais a encontraros, y si os gusta, aquí está el artículo entero.

Gran Simio

Hoy he estado estudiando en la biblioteca pública y para descansar he leído el XLSemanal de estos días y me he encontrado con dos artículos que me gustaría citar aquí, así que voy a hacer alusión a tres seguidos en poco rato, pero bueno, de algo hay que rellenar el blog :P.
Voy a empezar con el de Juan Manuel de Prada, que pese a no seguirlo habitualmente (como a Reverte que es el otro), sí que de vez en cuando le echo un ojo a lo que escribe y si el tema me parece apetecible le doy una oportunidad. A veces los dejo a medias, pero otras como ésta, continúo hasta el final, y después le aplaudo.
Es un tema escabroso y sobre el que se han dicho infinitas gilipolleces por parte de las dos opiniones, pero creo que Prada ha sabido mantenerse en la posición más acertada, y encima razonándolo, cosa que se agradece en el debate. Citaré unos fragmentos y os dejo la dirección del artículo entero.

¿Puede un mono ser sujeto de derechos? En los últimos años se ha extendido, primero entre grupos ecologistas, más tarde entre ciertas capas de la población, esta idea, que a mi juicio delata una malversación del concepto mismo de Derecho. Sujeto de derechos sólo puede ser quien asimismo posee capacidad para obligarse. Cuando, por ejemplo, decimos que a cada hombre lo asiste un inalienable derecho a la vida, estamos también enunciando tácitamente una obligación correlativa de respeto a la vida del prójimo. Un mono, a diferencia de un hombre, no puede obligarse jurídicamente; por lo tanto tampoco puede ser depositario de derechos inalienables.
[…]
Sabemos, sin embargo (y esto también se trata de un conocimiento empírico), que un mono jamás podrá obligarse, como tampoco podrá ejercitar sus derechos, por la sencilla razón de que su raciocinio nunca alcanzará a tanto, ni como individuo ni como especie. Y es que el Derecho es un producto exclusivamente humano: su conocimiento natural sólo ha sido esculpido en el corazón del hombre; sólo el hombre puede legislar, y sólo puede legislar para hombres.
[…]
¿Quiere esto decir que los animales hayan de quedar fuera del ámbito de la protección jurídica? En absoluto. Los hombres no sólo se obligan con sus semejantes, también se obligan ante la Historia que los explica, mucho más ante la naturaleza y sus criaturas, sobre las que deben ejercer un «dominio justo». Si, por ejemplo, estamos obligados a respetar y preservar el patrimonio artístico, independientemente de quién sea su propietario, para salvaguardar un legado intrínsecamente valioso y transmitirlo a las generaciones venideras, ¿cómo no habríamos de estar obligados a respetar y preservar las especies animales que componen el libro de la naturaleza?

Millás y los ultramarinos

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Pues casi por casualidad me he encontrado este artículo del escritor Juan José Millás en el que homenajea y recuerda con nostalgia las viejas tiendas de ultramarinos en las que yo pensé al buscar título para el blog, de modo que lo mejor que puedo hacer es daros el enlace para que lo leais completo y copiaros aquí un fragmento.

En la calle de Canillas, durante mi infancia, sólo había un teléfono que, por lo general, sonaba para dar malas noticias porque las buenas salían demasiado caras. Estaba en el establecimiento de un escayolista del que aprendí la importancia del vaciado en la construcción de los volúmenes sólidos, valga la paradoja. Gracias a este escayolista, mi sensación de vacío adquirió un valor existencial, incluso existencialista, mucho antes de haber leído a Sartre. Había en esta calle también una tienda de ultramarinos, de ultramarinos, qué palabra. Hoy ha perdido su prestigio frente a términos como supermercado o híper, pero entonces creíamos en la reputación de las cosas que llegaban de lejos. Comprábamos, en fin, en ella el bacalao, la sal, el aceite, las galletas y el coñac de garrafa. Los alimentos estaban expuestos al aliento del público y a las deyecciones de las moscas, pero entonces teníamos con ellas, con las moscas, una relación más fraternal que ahora. No digo que no las matáramos, y de las maneras más crueles que quepa imaginar, pero creíamos que formaban parte del universo, de nuestro universo, y que eran nuestras hermanas, o nuestras cuñadas en el peor de los casos, aunque personalmente siempre estuve convencido de que eran hadas. Las moscas eran hadas, como suena, créalo usted o no: a mí me concedieron muchos deseos, y todavía hoy, en los momentos más difíciles de la vida, no es raro que una mosca se me pose en el dorso de la mano en señal de apoyo o solidaridad.


Más adelante compara las antiguas tiendas de ultramarinos con los actuales locutorios moros —generalmente, aunque también abundan de suramericanos—, la cual es una comparación en la que yo ya había pensado en más de una ocasión cuando cruzo por delante de alguno de esos. Y lo hago habitualmente, porque donde estudio está plagado ;D.

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Variedades en Microsiervos

Revisando las entradas que no pude mirar estos días en Microsiervos me encuentro con un par que merecen una mención especial:

La primera es una propuesta de unos tipos bastante frikis de contestar a los mensajes de móvil mediante los códigos de respuesta de los servidores http. Esos errores son, por ejemplo:
200 OK
300 Múlpiples posibilidades
401 No autorizado
404 No encontrado
409 Conflicto
Y muchos otros. Así, quedaría una conversación SMS del siguiente modo:
—¿Quedamos esta tarde en la plaza?
—200

—¿Vamos al cine esta noche?
—300

Una propuesta sin duda original, pero demasiado inútil, pues sólo podríamos comunicarnos con los informáticos más frikis de nuestra pandilla, porque para saberse los códigos de respuesta de servidores hay que ser bastante friki o vivir de eso.


La otra es de un tipo que dibuja cuadros en los parabrisas de los coches con el polvo acumulado. El caso es que hace unas pocas horas (cuando me había anotado que tenía que escribir sobre esto) funcionaba bien, pero ahora hace falta registrarse para ver los archivos y no voy a hacerlo ahora. Si mañana me da menos pereza ya lo haré para poner aquí un par de fotos. Es un tio que se curra unos dibujos de puta madre con el polvo de los parabrisas. Normalmente reproduce obras famosas, como los perros jugando al póker o la Mona Lisa.
Vía: Microsiervos.


Como regalo extra, acabo de encontrar un artículo de un matemático explicando unos problemas que te hacen apto para trabajar para Google. Aseguran que si envías tu curriculum tendrán en cuenta que hayas superado esos problemas matemáticos, pues consideran que con eso es suficiente para trabajar con ellos. Eso sí, los problemas tienen su miga.
Este ya no lo he leído en Microsiervos.
Vía: Barrapunto

Fogonazos

Ya hace unos pocos meses que conozco esta página, y no deja de sorprenderme a diario.
Fogonazos es un blog en el que el autor nos deleita con asombrosas historias sobre temas que son generalmente desconocidos, con los que te topas de pronto unos segundos, como un fogonazo.

Las historias son muy interesantes, y las escribe muy bien, llegando a ser en ocasiones bastante emotivas. Las divide en Asombros, Ficciones, Abandonos, Artículos y Visiones.

Generalmente mis favoritas son de la Segunda Guerra Mundial: pilotos perdidos en el polo, tanques hundidos, bases secretas sovieticas de submarinos, torres británicas para prevenir una invasión alemana, o el B-24 que se quedó sin combustible en el desierto de Libia creyendo que era el Mediterráneo. También hace mención a las fulanas que los pilotos dibujaban en sus aviones.

También tienen otras muchas historias de diversos temas como el «Guantánamo» español que hicimos en la Guerra de Independencia tras vencer en la Batalla de Bailén. O la historia de porqué sexan a cada Papa cuando lo eligen. La granja de cuerpos en putrefacción que tiene el Centro de Antropología Forense en Tennesse. Los canales-puente que hay en Alemania y Escocia sobre otros canales, incluído un ascensor de barcos. Incluso los enormes vehículos soviéticos cruce de hovecraft y avión que aprovechan el efecto suelo para alcanzar velocidades de hasta 500 km/h. Inlcuso un «psicologo» —si se le puede llamar así— que analiza clásicos cuentos infantiles, destacando su lado sexual. Un grupo de artistas modificando carteles de toda la ciudad, creando «interferencias urbanas».

Además dedica varios al mundo animal: el leviatan bajo los hielos de Groenlandia, osos atacando submarinos, la primera elefanta en la silla eléctrica, el pollo vivo sin cabeza, la mujer de Alaska que alimenta a 400 águilas diariamente.

Y muchos más que os invito a buscar por vosotros mismos. Cada día saca por lo menos una o dos nuevas historias que nunca te dejan insatisfecho. Y todas bien documentadas.
Desde aquí quiero mandar un saludo al escritor de Fogonazos y darle las gracias por hacernos más agradables los días.

San Fermín

Pues este domingo me fui por la tarde destino a Pamplona con otros tres amigos para ver cómo era esta fiesta de tanto renombre internacionalmente. Como íbamos a pasar un par de noches decidimos llevarnos una mochila con algo para cambiarnos por si terminábamos demasiado cerdos —cosa que evidentemente ocurrió—, así que necesitábamos un lugar donde dejar todo eso, ya que salir por ahí con mochilas es un embrollo. Tuvimos suerte, porque yo contaba con un buen amigo de la residencia que nos dejó ocupar su cuarto con nuestras cosas y que además nos sirvió de guía por Iruña (vuelvo a darte un enorme gracias).

El caso es que habíamos oído que Pamplona es cara de cojones, y cuando digo cara me refiero a 7 u 8 euros por un litro de calimocho. El único remedio que conozco es el botellón, de modo que como íbamos en domingo, fuímos hasta allá cargados con toda la bebida para soportar la primera noche pidiendo lo menos posible.
En la compra hicimos un descubrimiento ASOMBROSO. ¿Recordais esos pequeños batidos de chocolate que venden en mini-tetrabricks? Sí, sí, aquellos que habéis desayunado o merendado tantas veces de pequeños. Bueno, pues a una mente brillante se le ha ocurrido comercializarlos rellenos de vino!! Sí! Vinacho Don Simón del malo. Por supuesto compramos dos packs de tres y seis latas de Cola de marca Hacendado. ¿Para qué? ¡¡Pues para el viaje en autobús!! No imagino quién más puede comprar eso. Así que imagino que pronto los retirarán del mercado :(.

Una vez en el autobús empezamos a sacar bolsas de patatas, torreznos y tal, así que no tardamos en empezar a mezclar nuestros mini-calimochos. Le encargamos tan importante tarea a Miqui, el cual podrá avisaros de los peligros de mezclar viajando en autobús por una carretera con baches. Resultado: camiseta llena de vino antes de comezar las fiestas. No obstante, la experiencia fue curiosa, y no descarto que lo repitamos en próximos viajes.

Comenzamos la noche con nuestra botellada, junto a otros cientos de chavales, en la zona verde de la Ciudadela, mientras cenábamos nuestros boacadillos y veíamos los fuegos artificiales. Luego me compré una pañoleta roja y fuimos a la zona de bares.

Fuimos al casco viejo, a la zona de bares más pro-Euskadi. Pero pro, pro. Listas de precios en vasco, carteles de Euskal Prezoak y pegatinas del emblema ETA por todas partes, y de infinidad de cosas que no entendía. Por aquí es donde ponían la mejor música, era todo Ska, y algo de punk. Pese a lo que pueda parecer de la descripción, así en frío, había un ambiente de puta madre y no pasana nada porque fueras español; no tuvimos problemas con nadie y disfrutamos como enanos. Hago la aclaración porque seguro que más de uno se escandaliza cuando lea que estaba de puta madre en bares con pegatinas de ETA en el tirador de cerveza.
Lo que más me llamó la atención es que si pides las bebidas en vasco te cobraban menos, así que alguna vez intentamos pedir en euskera con el consecuente «descuento». Esto nos hacía bastante gracia la verdad.

Después de toda la noche de bar en bar fuimos a la plaza de toros a ver las vaquillas. Como habré visto sólo una vez el encierro en la tele, no recordaba que los toros al llegar se van inmediatamente. Yo esperaba que dieran un par de vueltas a la plaza, acojonando a la gente, así que me llevé un poco de chasco. Por lo menos, luego las vaquillas fueron divertidas. Pero lo que las hizo buenas no fue realmente por ellas en sí, sino por un chaval que teníamos por detrás que no paraba de gritar unas animaladas que era la puta caña.
—Primero paraplegia, segundo al tanatorio!
—Apunta! Apunta bien!
—Sangreeeeeeeeeee!
—Pártele el cuello!!
—Al munipa!! Va a por el munipa!
(cada vez que la vaquilla saltaba al foso donde había dos locales).
Con mis amigos nos estábamos muriendo de la risa, y en seguida nos animamos a gritar cosas similares como «Que salga en camilla!«, «Déjalo en silla de ruedas!!». Un figura ese chaval. Estuvimos a punto de acercarnos a decirle que se viniera a San Lorenzo, este tio iba a encajar en nuestra pandilla de puta madre xD.
Y luego, un par de desgraciados que se cogieron del cuello de la vaquilla, pues la plaza los abuchea e insulta en el momento (a uno de ellos hasta le partieron la cara), pero nosotros no. Nosotros nos pegamos las cinco o seis vaquillas siguientes insultándoles e instándolas a que los cogieran. Desgraciadamente no ocurrió, pero gritamos a gusto. Te quedas de puta madre después. En lo que también estuvimos de acuerdo es que eramos el núcleo duro de la plaza.

Para dormir, un césped a la sombra de 5 árboles, entre las 11 y las 14 horas. A esa hora ya hacía tanto calor que nos despertamos, así que pasamos toda la tarde remojándonos, tirados en otro cesped, con más sombra. La siguiente noche fue similar a la anterior, pero terminamos viendo sólo un par de vaquillas porque teníamos que volver a por nuestras cosas a casa de mi amigo antes de coger el bus hacia casa.

Conclusión: San Fermín mola.
Otras conclusiones:
—Pamplona es la puta caña para salir de bares.
—Hablar vasco sirve para algo.
—San Fermín es casi como San Lorenzo, pero en rojo y euskera, en una ciudad desconocida y con nuevos bares de sólo ska.
—Los mini-bricks de vinacho son un gran invento.

Corolario: Al año que viene volvemos.

Reflexión sobre frikis y "normales"

Desde que el término friki se ha popularizado, bien como insulto para unos o bien como halago para otros, cualquier cosa que digas o hagas que no se corresponda 100% con lo que supuestamente hace la mayoría de la gente te llamarán friki.

Y esto viene a colación de que manda muchos cojones que por interesarte por la mecánica cuántica —que es algo sin lo cual nuestra sociedad actual no tendría nada que ver— y no conocer la vida de Rocío Jurado, te llamen friki. Como este ejemplo, casos a miles. Y oye, se quedan tan anchos.