Partiendo ya de que los medios de comunicación se empeñaron en nombrar erróneamente a a este aberrante y salvaje comportamiento de algunos hombres sobre sus parejas, puesto que la «fórmula violencia» de género está mal empleada, a mi juicio se equivocan de lleno en el trato que dan cuando informan sobre ello.
Informar sobre estos temas está bien. De hecho me parece necesario que todas las mujeres que son maltratadas por sus maridos sepan que no son casos aislados, que deben denunciarlo y han de luchar por su libertad. También me parece muy importante dar a conocer la existencia de un teléfono para la asistir a las maltratadas ―del cual no quedan rastros en las facturas telefónicas―. Pero todo en su justa medida.
Actualmente todo el mundo es consciente de que esto ocurre y de que tiene difícil arreglo. También se sabe que existen unas medidas para frenarlo ―en todo caso pobres― y que desde las instituciones públicas ―Gobierno, cuerpos de seguridad, servicios como el 016― se hace lo posible por mejorar todo esto y que disminuyan las cifras ―porque para el Gobierno, no nos engañemos, todos nos reducimos a eso: porcentaje de afectados menor que con la oposición―.
Sin embargo, cada vez que ocurre un asesinato de este tipo los noticiaros nos bombardean a bombo y platillo con eso, dando publicidad a víctima y asesino. Y esto en nuestro país, desgraciadamente, da pie a que se junte nuestro elevado ego y la ilusión de aparecer en la sobrevalorada televisión, así que estoy seguro de que muchos pensarán: «coño, en la próxima paliza a ver si se me va la mano y salgo por la tele».
Los noticiaros hoy abrían con la noticia de que «Las llamadas al 016 se quintuplicaron el día después del asesinato de 4 mujeres» (fuente: El Mundo. También en: CantabriaConfidencial, Diario de León) sobre lo cual, la delegada del Gobierno asegura que fue «por el miedo que sintieron las víctimas de este maltrato«. Obvio, no creo que las víctimas que llamen al 016 lo hagan para contar lo que disfrutan en casa.
Así pues debemos preguntarnos qué es lo que hizo que el pánico de estas mujeres aumentase. A priori podemos empezar pensando que ver las cuatro recientes muertes les hiciese reflexionar sobre el trato que reciben en su hogar, y darse cuenta de que podrían ser las siguientes, en vistas de la paliza que sufrieron hace dos semanas. Bien, es la posibilidad que nos ofrecerán desde los medios de comunicación; pero yo creo que existen más motivos. Por ejemplo, que los sanguinarios con los que conviven quienes realizaron esas llamadas pensaran: «joder, yo no voy a ser menos»; o bien se asegurasen de que a sus sufridas compañeras no se les pasase por la cabeza hacer esas llamadas para delatarles.
Como es natural, son todo meras hipótesis, pero creo que es un tema suficientemente importante como para no pasar todas las posibilidades y consecuancias por alto. Quizás no se esté ayudando como se pretende haciéndose tanto eco de estas situaciones.
De hecho, en mi opinión también se comete un error de bulto: sólo se informa cuando se cometen los asesinatos, o cuando los maltratadores salen de la prisión o violan las condenas. Yo creo que las noticias en las que se debería incidir es precisamente en las contrarias: ingresión en prisión, endurecimiento de las penas, condenas no rebajadas, guardaespaldas para las amenazadas… Todo hechos que demuestren a esos aberrantes seres con los que tenemos que convivir que sus delitos no serán tomados a broma como cualquier otro de la Legislación española. Y no las que publican ahora, que casi se les dan alas.