A raíz del post que escribí ayer sobre las mandarinas y sus pepitas, un amigo que vive con uno de Castellón me ha puesto en la pista sobre una ley existente en la Comunidad Valenciana que en principio resulta bastante graciosa.
Desde 1993 la llamada ley de la pinyolà prohíbe en dicha comunidad la existencia de colmenas a menos de 5 kilómetros de cultivos de cítricos durante abril y mayo. He encontrado un artículo del 2006 en el que se explica detalladamente, y del cuál extraigo la mayor parte de la información de este post.
La cuestión de fondo, parece ser, que algunas variedades como la Clementina, por norma general no producen pepitas; sin embargo, cuando en los campos colindantes se plantan según qué variedades híbridas, si se polinizan de forma cruzada entre ellas, las clementinas crecen con pepitas en su interior. Y esto, que puede parecer una tonteria, conlleva graves perjuicios económicos, puesto que cuando la mandarina tiene pepitas cae el precio una barbaridad, y según dónde ni las quieren.
El responsable citrícola explica que la aparición de semillas en la fruta causó problemas en la campaña de exportación de hace tres años en Estados Unidos, país que ahora ha encontrado otra razón para parar la entrada de cítricos españoles, e insiste en la importancia de poder garantizar la calidad en el comercio, y evitar cualquier ‘vicio oculto’ como las semillas, que tiene graves consecuencias en las campañas de comercialización.
Un detalle que me ha parecido curioso es que las primeras variedades híbridas creadas especialmente para que nazcan sin pepitas, fueron importadas en los años 70 de los Estados Unidos; de ahí deduzco que estarán malacostumbrados a ellas y por eso causen tanto rechazo con semillas.
También es curioso que este problema de «la pinyolà» (como le llamán allá) sólo se tiene en la Comunidad Valenciana, y sólo aquí existe ese tipo de legislación respecto a las colmenas de abejas. Del mismo modo que también hay algunas sobre la plantación de híbridos junto a campos de clementinas. Aunque ésta comunidad sea indudablemente la que cuenta con una mayor producción de cítricos, también en otras se cultivan y no se da este problema. Parece ser que mientras que en el resto de España en algún momento se puso de moda el latifundio, en la C. Valenciana siguen un modelo de minifundios que provoca una mayor facilidad de que se planten distintas variedades muy cerca y «se contaminen» entre sí.
Esta ley no sólo exige el distanciamiento de las colmenas, sino que permite a los agricultores fugimar sus árboles en flor, produciendo la masacre de todo tipo de insectos que, como las abejas, también ayudan a la polinización, logrando una catástrofe ecológica en estos campos. Con esta masacre de insectos los clementineros parecen estar muy contentos, pero a los naranjeros y al resto de mandarineros no les hace mucha gracia, pues gracias a la polinización ejercida por estos insectos y las abejas, obtienen mayor cantidad de frutos. En fin, que hay una auténtica guerra en el sector de los cítricos y los apicultores en este sentido. De hecho, se presupone que un juicio denunciando a los agricultores que planten híbridos cerca de campos en los que ya se cultivaban Clementinas, sería fácil de ganar (puesto que causan daño al agricultor que estaba antes), aunque todavía no se haya dado el caso para sentar precedente.
Los principales afectados de toda esta «solución» son los apicultores, puesto que se ven obligados a trasladar sus colmenas durante la época de floración, lo cual parece ser bastante perjudicial para las abejas. Lo que no entiendo es por qué no tienen las colmenas directamente lejos de los campos. Por lo que leo, tampoco es un decreto muy claro, puesto que cada año lo aprueban para la época de floración. Imagino que hace 15 años se les ocurriría como solución puntual, y han ido repitiéndolo desde entonces. De hecho, incluso se retrasan en las ayudas económicas a los apicultores, y tampoco está muy clara su legalidad en el marco europeo. Y por otro lado se afirma que los híbridos son más culpables que las abejas, pues pese a este tipo de decretos, siguen apareciendo pepitas en las clementinas.
Para finalizar, tanto hablar de mandarinas, qué mejor que un calendario mostrándonos la temporada de consumo óptimo de las diferentes variedades y una aplicación flash explicando las características de las variedades (y también de las naranjas). ¡Qué nunca más os den Clausellina por Owary!
Yo me uno a los apicultores, free the bees! free the mandarins!!!