¿Toda creencia verdadera justificada es conocimiento?

Es lo que plantea el Problema de Gettier, que en realidad son una serie de problemas mentales en los que el filósofo estadounidense Edmund Gettier argumenta que una creencia verdadera justificada no es necesariamente conocimiento.

Para afirmar que una persona conoce algo, ese algo ha de ser verdad. Además, la persona ha de creer que ese algo es verdad. Y no sólo eso, sino que tiene que haber una evidencia que justifique ese algo.

Por ejemplo, cuando digo que sé que el cielo está nublado es porque está nublado, creo que lo está, y tengo la evidencia de que es así. Hasta hace relativamente poco tiempo era aceptado generalmente que éstas eran las condiciones necesarias y suficientes para tener conocimiento.

Sin embargo, llegó el señor Gettier en los años 60 ideó unos contraejemplos para argumentar que esto no es así. Con el paso del tiempo, más gente ha creado otros experimentos mentales del mismo tipo que los originales Problemas de Gettier. De los dos siguientes problemas que copio para ilustrar esta idea, sólo el primero es del propio Gettier.

El trabajo de Smith

Smith ha pedido un trabajo pero tiene la creencia justificada de que «Jones conseguirá el trabajo». También tiene la creencia justificada de que «Jones tiene 10 monedas en su monedero». Por lo tanto, Smith concluye (justificadamente, por la regla de transitividad de la identidad) que «el hombre que consiga el trabajo tiene diez monedas en su monedero».

Al final Jones no consigue el trabajo, sino que se lo dan a Smith. Sin embargo, Smith descubre al abrir su monedero que tiene 10 monedas en él. Así que su creencia de que «el hombre que consiga el trabajo tiene diez monedas en su monedero» estaba justificada y es verdadera. Pero no parece que sea conocimiento.

La oveja en el campo

Roderick M. Chisholm propuso el siguiente contraejemplo: Un observador ve en la lejanía lo que le parece exactamente una oveja. Así que cree que hay una oveja en el campo. Sin embargo, resulta que era un perro que el pastor había camuflado para hacerlo pasar por oveja. Pese a todo, tras una cerca se encontraba una oveja. De forma que su creencia estaba justificada y era cierta.

No pretendo criticar estos problemas, sino dar una opinión sobre lo que en ellos ocurre. En casi todos estos ejemplos, yo destacaría dos hechos separados y fundamentales por los que los protagonistas no realizan la argumentación correcta: uno hace referencia al holismo confirmacional y el otro a la crítica a la causalidad de Hume.

Tras la lectura de la Historia Natural de la Religión, y para escribir el post, estuve leyendo algo sobre el pensamiento de David Hume, y descubrí que hizo una brillante crítica a la causalidad en la que ya había pensado yo mismo alguna vez, pero no de forma tan radical como la planteó Hume. Básicamente dice que sólo podemos afirmar que tras la causa A siempre ha sucedido el efecto B, pero no hay nada que nos permita inferir que A produce B.

Tal y como lo veo, y como se reseña en las propias reflexiones del artículo de la Wikipedia, se eligen unas causas erróneas para los efectos que se están prediciendo. Así, en el primer ejemplo que he copiado, y también en el del pirómano (que también es un problema muy explicativo), se cae en esto.

[…] los factores que hacen que la creencia sea verdad no han causado que crea en ella. En base a esta consideración, esta propuesta requiere que la creencia en p tenga una relación causal apropiada con p. De acuerdo con este añadido los contraejemplos de Gettier no serían conocimiento, pues las relaciones causales entre las creencias y los hechos son extrañas.

Sin embargo, y ateniéndonos a la tesis de Hume, no habría forma de discernir entre las causas apropiadas y las extrañas, debido a que realmente no podemos asegurar con total certeza que ningún hecho sea la causa del efecto que vemos a continuación.

La otra idea a la que me refería antes era al holismo confirmacional, que según la propia definición de la Wikipedia:

El holismo confirmacional, también llamado holismo epistemológico, sostiene que una teoría científica concreta no puede ser demostrada de forma aislada; la demostración de una teoría siempre depende de otras teorías e hipótesis.

Y no sólo de las teorías necesarias, sino también del lugar de experimentación. De este modo, en el problema de las ovejas, puede decirse que el observador debería haber analizado todo el campo y comprobar que lo que realmente había visto pudo ser un perro disfrazado de oveja.

Con respecto al primer problema, Smith debería haber analizado todas las causas por las que el trabajo no se le concede a Jones y sí a él, y no reducirse sólo a deducir cosas de las monedas que llevan en sus respectivos bolsillos.

Como se apunta en el artículo sobre el holismo confirmacional, para dar validez a la ley de gravitación de Newton estudiando el movimiento de los astros, primero hay que demostrar que el telescopio con el que se mira funciona correctamente, y comprender el funcionamiento de la luz al atravesar el espacio y la atmósfera terrestre.

Esta entrada me ha servido para compartir tres ideas muy interesantes que he tenido ocasión de leer entre ayer y hoy. En mi opinión, estos tres conceptos (holismo confirmacional, problemas de Gettier y crítica a la causalidad) llevados al extremo terminarían convirtiendose en una forma de escepticismo, pero que en su justa medida son fundamentales para comprender los límites y forma correcta de actuar que debería seguir el método científico.

Elígeme

Tremendo, voy a fusilar medio post de Hugo sobre el programa Elígeme. Copio y pego directamente de Solo otro blog infame, no tengo nada más que añadir. Respeto hasta las negritas.

El cha­val dice dos fra­ses tipo “me llamo Toni, me gus­tan mucho los de­por­tes y soy un tío muy sin­ce­ro y fiel” y las chi­cas que no están in­tere­sa­das en tener una cita con el pollo (que dice que es muy fiel pero lleva za­pa­tos blan­cos ter­mi­na­dos en punta y tiene una pinta de chu­lopu­tas que no puede con ella) le pegan al in­te­rrup­tor y apa­gan su luz. El chico sigue con­tes­tan­do las pre­gun­tas de Baute y más mozas se van re­ti­ran­do de la com­pe­ti­ción. Al final, cuan­do que­dan pocas chi­cas, se cam­bian las tor­nas y es el chico el que hace pre­gun­tas a las que que­dan y las des­car­ta él teó­ri­ca­men­te en base a sus res­pues­tas; aun­que se ve cla­ra­men­te que todos des­car­tan a las in­de­sea­bles, y es ahí donde llega lo más tris­te de todo.

Par­ti­mos de la base de que la gente que busca pa­re­ja en un pro­gra­ma pre­sen­ta­do por Car­los Baute ge­ne­ral­men­te no es muy agra­cia­da, ni fí­si­ca ni in­te­lec­tual­men­te. Pero es que las chi­cas que que­dan al final jue­gan en otra liga, son di­rec­ta­men­te la crema de la crema, es decir, las muy gor­das, las muy feas, las muy vie­jas, las que tie­nen cara de locas, las que con sólo mi­rar­las ya pue­des ima­gi­nar que deben oler mal, etc. Esas chi­cas nunca se re­ti­ran apa­gan­do su pro­pia luz, no por­que les gus­ten todos (que lo dudo) sino por­que cada chico que entra en el con­cur­so es una opor­tu­ni­dad de lar­gar­se sin las manos va­cías y no la pue­den des­apro­ve­char motu pro­prio.

Historia natural de la religión

Incluso a día de hoy, y en Europa, si preguntamos a un individuo vulgar y corriente por qué cree en un creador omnipotente del mundo, nunca mencionará en su respuesta la belleza de las causas finales, acerca de las cuales es totalmente ignorante; no extenderá su mano para pedirnos que contemplemos la flexibilidad y variedad de articulaciones en sus dedos, su doblarse hacia adentro todos ellos, el contrapeso que reciben del dedo pulgar, la blancura y carnosidad de la cara interna de la mano, y todas las demás circunstancias que hacen ese miembro idóneo para el fin a que ha sido destinado. El individuo común está acostumbrado a todas estas cosas desde hace mucho tiempo, y las mira con indiferencia y falta de interés. Os hablará de la muerte repentina e inesperada de tal o cual persona, o de la caída y el daño físico sufridos por otra; os hablará de la excesiva sequía de tal estación del año, o del frío y las lluvias de tal otra. Y todo esto lo adscribirá a la inmediata operación de la providencia. Así, estos fenómenos, que para los buenos razonzadores resultan ser las mayores dificultades para admitir la existencia de una inteligencia suprema, son para el ignorante los únicos argumentos en favor de ella.

Vagando por la biblioteca en busca de libros, miré durante unos segundos en la sección de religión y mis ojos se posaron de inmediato en un pequeño libro titulado Historia natural de la religión, el cual prometía resultar muy interesante teniendo en cuenta que el autor era nada menos que David Hume.

En este breve ensayo Hume hace un repaso a la evolución de las religiones a lo largo de la historia, afirmando que conforme nos remontamos al pasado, todas las civilizaciones y tribus son politeístas, y que con el progreso del pensamiento humano evolucionan hacia posiciones teístas, resultado de la observación de la perfección de la naturaleza.

Pero un animal bárbaro y plagado de necesidades (como el hombre en los primeros orígenes de la sociedad), presionado por sus numerosos defectos y pasiones, no tiene el ocio suficiente que le permita admirar el aspecto regular de la naturaleza, ni hacer investigaciones sobre la causa de estos objetos a los que se ha acostumbrado gradualmente desde su infancia. Muy al contrario: cuanto más perfecta se le muestra la naturaleza, más se familiariza él con ella, y menos inclinado está a analizarla y examinarla. Un pájaro monstruoso despierta su curiosidad y es por él estimado como un prodigio. Su novedad le alarma, e inmediatamente provoca en él un temblor y una serie de sacrificios y oraciones. Pero un animal completo en todos sus miembros y órganos es para él un espectáculo ordinario y no le produce ninguna opinión o afección religiosa. Preguntadle que de dónde provino ese animal, y os contestará que de la copulación de sus padres. Y éstos ¿de dónde provienen? De la copulación de los suyos. Unos cuantos pasos atrás satisfacen su curiosidad y colocan los objetos a una distancia tal, que los pierde de vista.

[…]

Cuanto más está la vida de un hombre gobernada por los accidentes, más aumenta en éste la superstición; y ello lo observamos en los jugadores y en los hombres de mar, los cuales, siendo los menos capaces de producir serias reflexiones, son al mismo tiempo los que albergan ideas más frívolas y supersticiosas.

En el estudio preliminar, Carlos Mellizo hace hincapié en las dos maneras diferentes en que David Hume entiende la palabra religión: En primer lugar, como actividad cuya misión es «reformar las vidas de los hombres, purificar sus corazones, reforzar toda obligación moral y asegurar la obediencia a las leyes del Magistrado civil». En segundo lugar, como «superstición y fanatismo», como abuso perpetrado por los hombres. Y esto es a lo que más vueltas da el escocés a lo largo de la obra, a separar los verdaderos sentimientos teístas de los rituales y los excesos a los que terminan llevando muchas religiones. Tanto el siguiente fragmento como con el que termino la entrada, hacen referencia a esto.

Tampoco es una respuesta satisfactoria decir que la práctica de la moralidad es más difícil que practicar la superstición. Pues, aun sin mencionar las excesivas penitencias de los brahmanes y monjes budistas, es seguro que el Ramadán de los turcos, período durante el cual los pobres hombres permanecen sin comer y sin beber por muchos días, a menudo en la época más calursa del año y en lugares donde el clima es d elos más álidos del año, es seguro —digo— que este Ramadán es más severo que la práctica de cualquier deber moral, incluso entre los individuos más viciosos y depravados del género humano. Las cuatro cuaresmas de los moscovitas y las austeridades de algunos católicos romanos parecen cosas mucho más desagradbles que la práctica de la humildad y la benevolencia.

También, a lo largo de toda la obra, hace constantes reflexiones sobre las religiones politeístas

Más, al mismo tiempo, la idolatría se ve acompañada de esta evidente ventaja: que, al limitar los poderes y funciones de sus deidades, está admitiendo, de modo natural, que los dioses de otras sectas y de otras naciones poseen también una parte de divinidad; y, de este modo, hace que las diferentes deidades, así como los ritos, ceremonias y tradiciones, sean compatibles entre sí. […] Los romanos solían adoptar como suyos los dioses de los pueblos que conquistaban; y nunca pusieron en disputa los atributos de las deidades locales y nacionales de los territorios en los que residían.

Que, además, son acompañadas de interesantes anécdotas y curiosidades:

Los caunos, un pueblo del Asia Menor, habiendo decidido no admitir entre ellos a dioses extraños, se reunían regularmente en ciertas épocas del año; y, armados hasta los dientes, atravesaban el aire con sus lanzas y procedían haciendo lo mismo hasta llegar a sus fronteras, para así expulsar de su nación, como ellos decían, a las deidades extranjeras.

[…]

Los lacedemonios, dice Jenofonte, en tiempo de guerra, siempre formulaban sus peticiones muy de mañana, a fin de anticiparse a sus enemigos; y pensaban que, siendo los primeros en recitar sus plegarias, predispondrían a los dioeses en su favor.

[…]

Los tirios, cuando fueron asediados por Alejandro, encadenaron la estatua de Hércules para prevenir que esta deidad desertara y se uniera al enemigo.

Sin embargo, a pesar de su desprecio por el politeísmo más puro, no deja en toda la obra de criticar a quienes, creyendo en un único dios todopoderoso, comparten su adoración con otros seres sobrenaturales como ángeles, duendes, fantasmas o santos, afirmando que quienes creen en ello no dejan de ser, a su manera, politeístas. Del mismo modo, tacha de ignorantes y bárbaros a quienes, a pesar de sentirse monoteístas, y creer en una única Deidad creadora de todo, la reconocen principalmente por las peores situaciones a las que deben enfrentarse, como queda reseñado en el texto con el que he comenzado esta entrada.

En resumen, una lectura muy productiva para cualquiera interesado en la influencia de las religiones en las sociedades humanas, y una dura crítica a rituales, plegarias, fetichismos, idolatría y cualquier otro tipo de superchería que envuelve a cualquier religión y que la separa de su objetivo moralizante.

Los sacrificios humanos de los cartaginenses, mexicanos y otros pueblos bárbaros apenas exceden las persecuciones inquisitoriales de Roma y Madrid. Pues, además de que el derramamiento de sangre peude que no sea en aquéllos tan abundante como en éstas, además de eso, digo, las víctimas humanas para los sacrificios, al ser escogidas por sorteo o por ciertas señales externas, no afectan en gran medida al resto de la sociedad, mientras que son precisamente la virtud, el conocimiento y el amor a la libertad las cualidades que provocan la fatal venganza de los inquisidores; y, cuando esas virtudes son exitrpadas de la socidad, dejan a ésta hundida en vergonzosa ignoranci9a, corrupción y esclavitud. El asesinato ilegal de un hombre a manos de un tirano es más pernicioso que la muerte de mil por causa de la peste, el hambre o alguna otra calamidad que afecte a todos por igual.

La tierra no debería verse redonda en las fotografías lunares

La Sociedad de la Tierra Plana lanzó una de los primeras quejas sobre la veracidad de las misiones Apolo. Afirmaban que varias de las fotografías del Apolo 8 con la Luna en primer plano y la Tierra como fondo eran falsas. La primera razón de su declaración era que no se ajustaba a su teoría de que la Tierra era plana.

Acusaciones de falsificación en los alunizajes del Programa Apolo (Wikipedia)

Dueño de la luna

Desconocía esta historia que acabo de descubrir, pero me ha encantado. Resulta que la Luna es propiedad, desde hace más de 50 años, de un abogado y poeta chileno llamado Jenaro Gajardo Vera que vivió en Talca.

Todo parece apuntar a que lo hizo con la intención de acceder al exclusivo Club Social de Talca, en el cual habían rechazado su inscripción al no poseer tierras. Ni corto ni perezoso se dirigió a continuación al Diario Oficial a publicar 3 avisos advirtiendo de su intención de hacerse propietario de la Luna. Esto es requisito de la ley chilena para cualquier adquisición así (y algo similar ocurre en todos los países: hasta para casarse hay que publicarlo durante dos semanas antes en el ayuntamiento).

Una vez se publicaron los tres avisos, inscribió oficialmente la Luna como posesión suya en el Conservador de Bienes Raíces de Talca tras desembolsar 42 000 pesos chilenos. En la escritura ponía:

Jenaro Gajardo Vera, abogado, es dueño, desde antes del año 1857, uniendo su posesión a la de sus antecesores, del astro, satélite único de la Tierra, de un diámetro de 3.475.00 kilómetros, denominada Luna, y cuyos deslindes por ser esferoidal son: Norte, Sur, Oriente y Poniente, espacio sideral. Fija su domicilio en calle 1 oriente 1270 y su estado civil es soltero.

Los periódicos de muchos otros países se hicieron eco de esta noticia (antes no todas eran así, de modo que este tipo de bizarradas no estaban copadas por el 20 minutos) y Jenaro llegó a ser entrevistado en un programa de los EE. UU.

Cuenta la leyenda que antes del alunizaje del Apolo XI, Richard Nixon le pidió permiso a través de la embajada, con el resultado de los dos siguientes mensajes (el del presidente norteamericano y la respuesta):

«Solicito en nombre del pueblo de los Estados Unidos autorización para el descenso de los astronautas Aldrin, Collins y Armstrong en el satélite lunar que le pertenece».
Richard Nixon, 1969.

«En nombre de Jefferson, de Washington y del gran poeta Walt Withman, autorizo el descenso de Aldrin, Collins y Armstrong en el satélite lunar que me pertenece, y lo que más me interesa no es sólo un feliz descenso de los astronautas, de esos valientes, sino también un feliz regreso a su patria. Gracias, señor Presidente».
Jenaro Gajardo Vera, 1969.

Aparte de lo jocoso que suena el asunto, hay algo en el mensaje de Nixon que no es muy realista, ya que el astronauta Michael Collins se quedó en el Apolo XI mientras Aldrin y Amstrong descendían en el módulo lunar para alunizar y descender al satélite. No obstante, no empañemos la historia por un mito sobre ella.

Aparte de haber hecho la compra para poder apuntarse al club citado anteriormente y quedarse con todos, también se dice que fue un acto poético y de rebeldía. Antes de morir, en su testamento incluyó «Dejó a mi pueblo la luna, llena de amor por sus penas».

Además de la lectura del artículo de la Wikipedia, recomiendo también la entrada publicada en El Amaule, en la que se cuentan otras curiosidades que también merecen la pena.

Diez tests de embarazo por $1.77

La semana pasada me habló un amigo de Deal Extreme, lo último en compras por internet. Es una página en la que se puede encontrar cualquier producto electrónico de medio pelo que se desee, y cientos de gilipolleces que sólo valen para hacer la coña cuando te llegan y guardarlos en un cajón a la semana siguiente. De hecho, para el 2021 el 90% del kippel que inunde el planeta habrá sido culpa de productos vendidos en Deal Extreme.

Lo maravilloso de esta página son los precios. Te venden productos desde China por dos dólares, gastos de envío incluídos. Los objetos no están deteriorados ni tienen tara alguna, conozco a más de una persona que ha comprado y está encantada con los productos, la única pega es que tardan como dos o tres meses en llegar. ¿Pero qué esperabais? Para que a una empresa le salga rentable enviarte a casa un llavero de cerdo con leds por $0.78 tienen que esperar a que una familia de chinos emigre para abrir un local cerca de donde vives.

Estoy navegando por la página, porque para lo que valen muchas cosas, merecen la pena comprarlas sólo por hacer la gracia. Aunque hay otras útiles, como una powerball por siete dólares. Es algo que no había visto por menos de 10 ó 15 euros, sin contar gastos de envío o desplazamiento al lugar de la compra. En los comentarios de los compradores, de lo único que se quejan es que es un poco ruidosa, que se gastan las lucecitas pronto y que no alcanza todas las RPM prometida. Las dos primeras no son importantes en absoluto, y para la última has de haber entrenado mucho para sacarle todo el rendimiento.

En fin, lo que me ha llevado a escribir este post ha sido descubrir un pack de diez tests de embarazo al inigualable precio de $1,77. Como se ve son una especie de tarjetitas sobre las que se sigue el típico procedimiento de mear y al cabo de unos segundos te dan la información que quieres.

Yo creo que un test de embarazo es algo que el 90% de las veces que se utiliza es porque estás en una situación crítica, y lo que quieres saber es suficientemente importante como para que no haya más errores. Bastan un par de búsquedas por Google para darse cuenta de que el precio habitual está entre los 10 y 20 euros (aunque también los haya de hasta tres euros ¡pero sólo una unidad!). Y una cosa es comprarse un pela ajos por ese precio, o un llavero minisable LED, y otra muy distinta son 10 tests de embarazo: no sientes fiabilidad alguna.

Los comentarios que pueden dejar los compradores se dividen en: Pros, Contras, Otras ideas, Balance. Entre los pros, hay uno que se alegra de que su mujer esté embarazada. Hicieron la prueba con tres de estas tarjetitas y finalmente compraron un test en farmacia: todos dieron positivo.

El siguiente es todo lo contrario, repite cien veces: ¡Ella no estaba embarazada! con gran júbilo.

Entre los contras, casi el único es que es demasiado fácil mearse en las manos.

Mujer geográfica

ANTÍFOLO.—¿ Quién es ella?
DROMIO.—Un cuerpo muy venerable: sí, uno del cual un hombre no puede hablar sin decir: «Muy reverendo señor.» Bien flaca suerte me cabría en esta unión, y sin embargo, es un casamiento maravillosamente gordo.
ANTÍFOLO.—¿Qué quieres decir con un casamiento maravillosamente gordo?
DROMIO.—¡Oh! sí, señor; es la moza de cocina, y con más grasa  que piel. Ni se me ocurre lo que podré hacer con ella, a menos que sea hacerla arder como una lámpara para escaparme lejos a favor de su propia claridad. Garantizo que los andrajos con que se viste y el sebo de que están impregnados calentarían el invierno de Polonia: y si viviese hasta el juicio final, podría arder una semana más que el mundo entero.
ANTÍFOLO.—¿ Cuál es el color de su rostro?
DROMIO.—Prieto como el cuero de mis zapatos, pero está lejos de tener la cara como ellos. ¿Por qué? Porque suda de modo que un hombre tendría que calzar zuecos para andar sobre esa mugre.
ANTÍFOLO.—Esa es una falta que el agua puede corregir.
DROMIO.—No, señor, está dentro de la piel: el diluvio de Noé no llegaría a limpiarla.
ANTÍFOLO.—¿Cuál es su nombre?
DROMIO.—Ana, señor; pero su nombre y tres cuartos, quiere decir, una ana y tres cuartos no bastarían para medirla de un cuadril al otro.
ANTÍFOLO.—¿Mide, pues, algún ancho?
DROMIO.—No es más larga de la cabeza a los pies que ancha de un cuadril a otro. Es esférica como un globo; podría marcar los países sobre ella.
ANTÍFOLO.—¿En qué parte de su cuerpo está la Irlanda?
DROMIO.—A fe mía, señor, en las nalgas: lo he reconocido por las aguas cenagosas.
ANTÍFOLO.—¿En dónde la Escocía?
DROMIO.—Lo he reconocido por lo ávida: está en la palma de la mano.
ANTÍFOLO.—¿Y la Francia?
DROMIO.—Sobre la frente, armada y volteada, y en guerra con sus cabellos.
ANTÍFOLO.—¿Y la Inglaterra?
DROMIO.—He buscado las rocas de yeso: pero no he podido reconocer en ellas ninguna blancura; conjeturo que podrá hallarse sobre la barba, según el flujo salobre que corría entre ella y la Francia.
ANTÍFOLO.—¿ Y la España?
DROMIO.—A fe mía que no la he visto; pero la he sentido en el calor de su aliento.
ANTÍFOLO.—¿Dónde están las Américas y las Indias?
DROMIO.—¡ Oh señor, en su nariz; completamente adornada de rubíes, escarbunclos y zafiros, e inclinando su rico aspecto hacia el cálido aliento de la España que envía flotas enteras a cargar lastre en su nariz.
ANTÍFOLO.—¿Dónde estaban la Bélgica y los Países Bajos?
DROMIO.—¡Oh! señor; no he estado a ver tan abajo. Para concluir: esta fregona o bruja ha reclamado sus derechos sobre mí, me  ha llamado Dromio, ha jurado que estaba comprometido con ella, me ha dicho las señales particulares que tenía en el cuerpo, por ejemplo, la mancha que tengo en la espalda, el lunar que hay en mi cuello, la gran berruga que tengo en el brazo izquierdo; de modo que, absorto y confundido, he huido lejos de ella, como de una bruja. Y creo que si mi pecho no hubiese estado tan lleno de fe y mí corazón tan templado como el acero, me habría metamorfoseado en perro rabón o me habría hecho dar vueltas al asador.
ANTÍFOLO.—Véte, márchate en seguida; corre al gran camino: si el viento sopla de cualquier modo de la playa, por poco que sea, no quiero pasar la noche en esta ciudad. Si hay alguna barca lista a darse a la vela, vuelve al mercado donde me estaré paseando hasta que vuelvas. Sí todo el mundo nos conoce, no conociendo nosotros a nadie, paréceme que es tiempo de alistar el equipaje y partir.
DROMIO.—Como huiría un hombre para salvar de las garras de un oso su vida, así huyo yo de esa que pretende ser mi esposa.
ANTÍFOLO.—En este país no habitan sino brujas, y por consiguiente debía ya haberme ido. Mi corazón aborrece la que me llama su marido; pero su encantadora hermana posee gracias maravillosas y soberanas; su aire y sus discursos son tan encantadores, que casi me he hecho traición a mí mismo. Y para no causar yo mí propio daño, taparé mis oídos ante los cantos de la sirena.

Comedia de equivocacionesWilliam Shakespeare

Publicidad

A finales de este año hara dos que me aproveché de una oferta de 1&1 por la cual daban hosting gratuito durante dos años sin ningún compromiso.

Llevaba un tiempo pensando si poner este verano adSense o algo así en el blog para sacarme unos eurillos con los que pagar el hosting una vez se termine la oferta, que tendré que mirar a ver qué contrato ahora; pero el mes pasado me llegó un e-mail que me evitó cualquier quebradero de cabeza.

El email en cuestión provenía de una «agencia de publicidad por internet», si es que éste es el término apropiado, y obviamente me ofrecían dinero a cambio de colocar unos anuncios publicitarios en el blog.

La publicidad me pareció lo suficientemente poco invasiva, y además sólo estaban interesados en que apareciese en las páginas de tres posts específicos y no en todo el blog, de modo que acepté.

Así pues, si llegais a algún artículo viejo y veis un texto publicitario que no os suene, no os asusteis :P. Por lo demás, todo sigue igual.