Películas de Roberto Rossellini

Hace dos o tres años mis padres me regalaron una pequeña colección de cuatro películas de Roberto Rossellini. Aprovechando el pasado puente (el jueves fue fiesta y los viernes no tengo clase) traté de escapar de mi bucle internetero y me decidí ver alguna de ellas. Al final las he visto todas.

De este director sabía poco más aparte de su fama y que esté reconocido como uno de los grandes directores de la historia del cine. Según la Wikipedia, sus películas se catalogan en diferentes etapas, como la neorrealista, o la de Ingrid. Dos de las películas son de la primera categoría, otra de la segunda y la tercera no está ubicada en ningún grupo.

La primera que vi fue Roma, ciudad abierta. Esta película es la que inicia su trilogía neorrealista y, de hecho, la que da pie a este movimiento cultural dentro del cine italiano y mundial. El neorrealismo italiano destaca por querer mostrar en la pantalla una imagen fidedigna de la realidad vivida en el momento de la grabación, tal y como había ocurrido un siglo antes en la literatura y la pintura. Comenzó a finales de la segunda guerra mundial, de modo que la situación histórica se desarrolla durante ésta, y los años siguientes. Por ello, con muchos estudios de grabación destrozados por los bombardeos, muchas escenas son rodadas en junto a ruinas reales de edificios.

Dentro de este intento por dar testimonio de la época, en el neorrealismo italiano se centra en la vida de los más pobres, en la clase obrera, y muestra sus miserias. Rossellini destaca en este movimiento, no sólo por dar el pistoletazo de salida, sino porque acostumbraba a no utilizar apenas actores profesionales, excepto para el papel de protagonista y poco más. El resto del reparto se nutría de personas reales de cada lugar. Esto confería a sus películas mucho mayor realismo (si se me permite la expresión) al contar con acentos regionales, gentes con sus verdaderas ropas, etc. De hecho, Rossellini aseguraba que trabajar con actores reales suponía una discusión previa con ellos en la que muchas veces el director debía plegarse a sus exigencias, y que además era un desgaste innecesario. Él prefería seleccionar ciudadanos locales y adaptar por sí mismo los guiones a ellos.

Roma, ciudad abierta, se desarrolla poco antes de la liberación de esta ciudad por los aliados (de hecho, empezaron a trabajar en ella poco antes, y la grabación se inició sólo un par de meses después) y está basada en la historia real de un cura que colaboraba con la resistencia. Muestra el miedo y la pobreza constante con la que vivían los romanos la ocupación alemana, y los excesos de la Gestapo.

El General de la Robbere, pese a no pertenecer a la trilogía neorrealista (y haber sido grabada casi 15 años después) transcurre en un momento similar al de la anterior película. Ésta es la que más me ha gustado de las cuatro, y cuenta la historia de un timador demasiado enganchado a las apuestas con las cartas como para poder dejar de engañar. Va ofreciendo favores constantes a todo el mundo, consiguiendo realmente algunos, y ayudándose de las recompensas de unos para conseguir otros. En resumen, un tipo carismático que va de pufo en pufo. Finalmente se le va la mano y le descubre la Gestapo, pero se aprovecha de su personalidad para hacerlo pasar por un general aliado recientemente asesinado, y así identificar a miembros de la resistencia.

Alemania, año cero es también una película de la etapa neorrealista, pero que se sitúa en Berlin poco después de terminar la guerra. Representa también una época dura en la que las familias sin hogar son distribuidas arbitrariamente en las viviendas de otros ciudadanos, teniendo que compartir la casa en la que se desarrolla con cuatro familias. Los protagonistas, con un padre convaleciente y una madre muerta, deben sustentar su vida gracias al hijo menor, de doce años, trabajando en negro, pues por diversos avatares de la vida las cartillas de racionamiento no les dan de sí. En su devenir por la ciudad, se encuentra con un ex-profesor del régimen nazi del que interpreta que debe acabar con la vida de su padre. Al darse cuenta de su grave pecado, comienza a vagar por la ciudad asumiéndolo y terminando con dramáticas consecuencias.

Stromboli, tierra de Dios inicia la Trilogía con Ingrid Bergman y es la que menos me ha agradado de las cuatro. Cuenta la historia de una mujer recluida en un campo de refugiados que se ve obligada a casarse con un ex-soldado al que apenas conoce para escapar de allí. Éste se la lleva al pueblo del que procede, Stromboli, al pie de un volcán en una isla siciliana de la que casi todos sus habitantes terminan emigrando. Tristemente, de una «prisión» escapó a otra, y pese a intentar habituarse, los celos de su marido y la indiferencia y parquedad del pueblo, lo hacen imposible.

Antes de grabar esta última película, Ingrid Bergman escribió una carta a Rossellini que dice así:

Dear Mr. Rossellini,

I saw your films Open City and Paisan, and enjoyed them very much. If you need a Swedish actress who speaks English very well, who has not forgotten her German, who is not very understandable in French, and who in Italian knows only «ti amo», I am ready to come and make a film with you.

Ingrid Bergman

Me ha gustado que sólo supiera decir esto en italiano porque durante el rodaje de Stromboli comenzaron una relación. La cual, por cierto, tuvo fatales consecuencias puesto que ambos estaban casados con otras personas y tuvieron un hijo. Esto produjo que en Estados Unidos se les declarase personas non gratas durante muchísimo tiempo, y que uno de los Oscar que ganó Ingrid se lo tuviese que recoger Cary Grant. A pesar de todo terminaron casándose y rodando dos películas más y separándose.

Me ha parecido curioso también que una de las hijas fruto de esta relación, la actriz Isabella Rossellini, estuviera casada, tiempo después, con el también director Martin Scorsese.

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